Con la certeza de que no estábamos lejos de nuestro destino, seguimos y seguimos ascendiendo montaña arriba. Casi sin darnos cuenta la noche se nos vino encima y a unos 1.300 metros de altitud, la cosa se empieza a poner fea.
Tomamos la decisión de volvernos y no correr riesgos.
Cuando iniciamos el descenso ya es noche cerrada y el frío se deja sentir en los huesos allí arriba. Suerte que por lo menos la bici de Antonio lleva luz y podemos ver el camino. Aún así conseguimos llegar sin ningún problema, aunque con un poco de frío.
En la foto Antonio.
Fecha de la foto del mismo día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario